Habiendo desarrollado las tendencias políticas y económicas del nuevo orden mundial que tienen como receptor al factor social, siempre tomándonos pausas prudentes para comprobar su comportamiento, es tiempo de ingresar a la filosofía que orienta el proceso hacia su destino final el bienestar material y espiritual de los seres humanos organizados.
Políticamente
los procesos que señalamos siguen un curso estable con algunas singularidades,
por ejemplo el reconocimiento de la enorme importancia de los medios de
comunicación y la necesidad de redefinir su rol dentro del Estado moderno.
Lo global levanta vuelo y en ese contexto el ser
humano busca su espacio para proyectarse socialmente y encuentra que los referentes cambiaron de
comportamiento, ante lo cual hace lo que mejor contempla sus intereses, crea
sus propias reglas de acuerdo a sus necesidades.
Dicho de esta forma, nada más lógico,
pero esas reglas no siempre caen dentro de la norma jurídica produciendo una
confrontación entre el legítimo interés y el derecho público, lo que genera
fricciones entre lo que se puede y lo que se debe.
Administrar en estas condiciones no
va más allá de enviar señales y entregar espacios de control a quienes tienen
la ilegítima capacidad de imponer su voluntad, amparados en que el ejercicio de
la autoridad legítima está comprometido en un problema general de
seguridad.
Mientras tanto, la violencia
rutinaria es solo una estadística en cuyo eje vertical se pone la cantidad de
delitos y en horizontal la muerte, La
mayoría de lo que no entra en esas variables queda afuera del conocimiento
público. La información es poder de modo que quien posea el total de datos
posee el privilegio de manejar la opinión pública mediante los modelos de
emisión y eso es muy peligroso.
Siempre pensamos que el cambio social
iba a generar movilidad geográfica, y
lo hace, pero no es determinante, impacta
en la estratificación social modificando los roles y franjas de
movilidad lo que da lugar a la confusión de los involucrados y la
desorientación de los responsables de la organización y funcionamiento del
sistema a todo nivel.
En este escenario toma fuerza el
concepto de diversidad y se entiende que
lo diferente aporta al cambio, entonces ser igual a las generaciones anteriores
es estar afuera del sistema, porque esa es la condición básica para realizarse
individual y colectivamente, y dejemos claro que a esto no lo consideramos
anarquía, porque no se prescinde del Gobierno al contrario se promueve la
centralización dirigida del Estado.
Las minorías que se sentían
discriminadas pasan a desempeñar un rol fundamental en la cultura porque son lo
diferente o transgresor organizado y se vuelven receptores de la fuerza del
cambio, esto motiva que los medios de comunicación les den espacio protagónico
y saturan la sociedad con conceptos e ideas nuevas.
La familia piedra angular de la sociedad no estaba preparada para asumir estos
comportamientos, entonces el medio ambiente hostil e inseguro juega un rol determinante
y el hogar se convierte en el lugar más seguro para las nuevas generaciones lo
que acelera la convivencia de pareja modificando los estratos sociales.
Este motivo de aceptación se produce cuando los jóvenes
tienen conciencia del cambio de mentalidad de sus padres, pero no comprenden la
razón, porque solo se reconoce lo que se conoce y ellos solo vivieron su
realidad por más que escucharon historias de los prejuicios de la
sociedad de sus antecesores.
El resultado es que lo que los
mayores consideran una concesión impuesta por las circunstancias ellos lo
internalizan como un derecho, porque la nueva sociedad lo acepta, y los padres
deben hacerse cargo de atender las necesidades financieras que generan sus
descendientes en los términos de ellos.
Como se formuló el problema y nuestra
sociedad la solución, el hombre nuevo resultante tiene la idea que es bueno lo que es bueno
para él y malo lo que se opone a su libre albedrío. A partir de esta idea casi estamos negando el
concepto de autoridad familiar.
La familia es una red de relaciones
socio afectivas que actúa diferente de cualquier otra organización y para que
funcione como unidad debe existir
dirección, de allí emana la necesidad de
que alguien ejerza autoridad y coordine sus actividades.
En la confusión o búsqueda de limites
la autoridad se cuestiona para determinarlos por confrontación y ello desgasta
y disocia la familia como la conocemos.
Nos estamos refiriendo al modelo
nacional, pero la globalización del nuevo orden es un fenómeno internacional en
cuyo plano hay diferentes razas, con diferentes costumbres y diferentes tiempos,
y lo que es más importante criterios éticos totalmente dispares arraigados en
creencias tradicionales o religiosas.
El concepto de raza también comienza a cuestionarse, no por
estar ligada a linaje en sus orígenes como, sino por razones socio-filosóficas
vinculadas a derribar barreras a aspectos que en el futuro existirán en el seno
de nuestra sociedad y que quizás sean el motivo de la agresividad de los medios
de comunicación para imponer el concepto de diversidad.
Para manejar como ejemplos casos
reales, en un barrio residencial de París- Francia vive una familia Árabe
compuesta por una pareja mayor y su hijo un joven musulmán casado legalmente en
su país con una niña de 8 años. En el Líbano vive una pareja Australiana con
sus dos hijas y visten atuendos
occidentales lo cual está prohibido a las mujeres de aquel país.
Esta realidad la tenemos muy cerca,
de allí la importancia que está tomando el vocablo etnia para referirse a la
especie humana porque en nuestra región tenemos en contacto las dos religiones
con más adeptos del mundo, la Católica
con 1000.000 000 de fieles y la Musulmana 1. 100.000 000.
Si trasladamos los ejemplos a
occidente, seguramente la esposa del árabe ira a la escuela con los hijos de
sus compañeros de trabajo, por otra parte la australiana devuelta a su medio
aceptará la indumentaria de la Siria porque culturalmente está preparada para
ello, no por formación sino porque las guerras hicieron que Europa viviera otra
realidad más cosmopolita.
Lo que se cuestiona es que se cambie
sin preparar a la ciudadanía para el cambio, pero no se puede porque no depende
de nosotros sino de los centros de poder, entonces con nuestros valores
rechazamos los de culturas y religiones diferentes, a veces sin considerar que
la primera función de los líderes espirituales promotores de valores éticos no
se han sentado a discutir el problema.
Los líderes políticos sin embargo
hicieron algunos esfuerzos por dar una respuesta al problema tratando de
relacionarse internacionalmente, creando organizaciones para enfrentar en forma
conjunta el problema las cuáles en el marco de la estrategia general del comité
global quedaron desactivadas por inoperantes.
Los medios de comunicación masiva
particularmente la televisión, son en su mayoría propiedad de holdings extranjeros, pertenecientes a
quien diseña las políticas y estrategias del nuevo orden y actúan en función de
ello, es decir el daño que se causa a la sociedad es un daño colateral
aceptable, y eso justamente es lo que no debemos aceptar.
El concepto anterior es bastante
utópico a pesar que seguramente la mayoría de los lectores estén de
acuerdo por la simple razón que para
ello deberíamos estar informados y los medios de comunicación no nos van a dar la información porque no son
nuestros y no van a ir contra sus intereses financieros, lo que tenemos que
saber está en las cadenas internacionales que también les pertenecen.
Esta es a nuestro criterio la
situación en que la globalización ha puesto al factor social, para entender la
evolución es necesario seguir la información política y económica internacional
y estimar la incidencia que tendrá en nuestro país.
No vamos a eludir la responsabilidad
de dar nuestra opinión, creemos que la herramienta de adaptación al cambio es
la cohesión familiar que se logra mediante el entendimiento y relacionamiento
afectivo entre todos sus integrantes, para lograr el recambio generacional en
paz y con felicidad.
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